En 1532, Francisco Pizarro fundó San Miguel de la Nueva Castilla, una ciudad que pasó por diversos asientos, antes de establecerse en el actual. Por ello, hoy, en su aniversario de fundación, Pavel Elías, historiador de la Universidad de Piura, y Fernando Vela, de la Universidad Politécnica de Madrid, explican su importancia en la historia del Perú.
Por Betsy Salazar Guerrero. 15 agosto, 2021. Publicado en Suplemento Semana, El Tiempo, el 15 de agosto del 2021.Hoy, Piura, la del eterno calor, celebra sus 489 años como primera ciudad fundada por los españoles en territorio del Tahuantinsuyo, un evento histórico que llena de orgullo y patriotismo a los piuranos, en el marco del Bicentenario. El profesor Pavel Elías, profesor de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Piura, señala que la ciudad de San Miguel de la Nueva Castilla fue fundada por Francisco Pizarro, a mediados de agosto de 1532, cerca del poblado indígena tallán de Tangarará, a orillas del río Chira, cerca de su desembocadura.
Hasta el momento no se conoce la fecha exacta de la fundación, pues no se ha encontrado dicha acta. “Probablemente se perdió, junto con los papeles del archivo de la ciudad en 1587, cuando el corsario isabelino Tomás Cavendish incendió el puerto de Paita”, sostiene el historiador.
A mediados de 1534, el asiento será abandonado por sus vecinos encomenderos, quienes se trasladaron al territorio del cacique Piura, zona que hoy se conoce como el Alto Piura. En este sitio, explica Elías, estuvieron más de 40 años y construyeron una verdadera ciudad con todas las características que la legislación sobre ciudades hispanas en América mandaba: tenían iglesia, convento de la Merced, casa del corregidor, cabildo, tiendas, mesón, casas de los vecinos encomenderos, una gran plaza mayor con picota, etc.
Sin embargo, hacia 1576, el virrey Francisco Toledo, ordenó un nuevo traslado de los vecinos de San Miguel, debido a la gran crisis económica que atravesaba la región y por las condiciones medioambientales complicadas que había. El nuevo asiento se denominó San Francisco de la Buena Esperanza del puerto de Paita, el cual se convirtió en la capital del corregimiento de San Miguel. Allí, la vecindad estuvo poco más de 10 años, ya que no se sentían seguros, por los ataques de corsarios ingleses como Francis Drake (1579) y Tomás Cavendhis (1587), que ponían en constante peligro sus vidas.
Por ello, los vecinos sanmiguelinos pidieron al virrey Conde del Villar el traslado de la urbe a la zona del valle de Catacaos, específicamente, al Tacalá, donde se ubicaron definitivamente en agosto de 1588. Cabe advertir que los vecinos ya tenían casa de morada en este lugar desde algunas décadas atrás pues era una zona de descanso y punto intermedio entre el asiento de Piura (que sería luego “Piura La Vieja”), y el puerto de Paita. En esta zona se empezó a edificar la ciudad que, con las modificaciones propias del paso del tiempo, ha llegado hasta la actualidad, dice el profesor.
¿Por qué fundar San Miguel?
Francisco Pizarro necesitaba de una fundación dentro del territorio de su gobernación de la Nueva Castilla, que le había sido reconocida por la capitulación de Toledo (julio de 1529). En un inicio, se pensó que el lugar más apropiado debía ser Tumbes; pero, cuando desembarcó allí en abril de 1532, encontró dicho cacicazgo destruido por lo que tuvo que ir más al sur, a buscar un territorio que reúna las condiciones necesarias para dicha fundación: lo encontró a orillas del Chira, cerca al territorio del cacique Tangarará.
Los primeros vecinos de San Miguel fueron hispanos mozos y enfermos, que no podían seguir viaje con la expedición, por lo que Pizarro no quería arriesgarse llevándolos a un viaje de conquista que aún no sabía cómo sería de peligroso. También, había paisanos de Pizarro oriundos de Extremadura (Trujillo y poblaciones cercanas) que vinieron con él, luego de la capitulación firmada en julio de 1529. “América era un territorio que llenaba de esperanza a los mozos castellanos por las noticias que llegaban de mejora económica y social”.
La vida de los piuranos del pasado
La llegada de los vecinos hispanos fundadores de San Miguel (Diego Palomino, Francisco Lobo, Miguel Ruiz, etc.) y su interacción con los grupos indígenas de la costa (Pariña, Amotape, La Chira, etc.) y sierra (Caxas, Huancabamba, etc.) inició una convivencia tensa, llena de problemáticas; pero, trajo como resultado la formación del Perú de hoy, del Perú moderno, afirma Pável Elías.
Los indígenas aportaron sus productos y costumbres a la vida cotidiana de esta época; y conocieron lo que los hispanos trajeron: a la agricultura nativa le agregaron productos como el trigo, la caña de azúcar, la vid, el olivo… Apareció ganado equino, vacuno, porcino, ovino, caprino… que desencadenaron el surgimiento de las actividades de hacienda y estancia en la zona de Piura y otras partes del virreinato del Perú.
Por otro lado, hubo nuevas instituciones, como el cabildo que permanece hasta la actualidad. Si bien, en un principio se pensó en separar a los indios de los hispanos, esto no se dio en la realidad, y su interacción generó el proceso de mestizaje físico y cultural, refiere el historiador.
Piura La Vieja
Desde hace más de 20 años, investigadores de la UDEP y de la Universidad Politécnica de Madrid trabajan en el proyecto de rescate y puesta en valor del sitio arqueológico Piura La Vieja, que permitirá el desarrollo de su población.
El estudio ha recibido la ayuda de la Municipalidad de La Matanza (Morropón), de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid); y de la Fundación Diálogos o la Fundación Diego de Sagredo. Se desarrolla con el apoyo del Gobierno Regional de Piura, en coordinación con el Ministerio de Cultura del Perú.
El arqueólogo Fernando Vela sostiene que este proyecto se centra en el estudio histórico-arqueológico de una ciudad hispanoamericana levantada durante la etapa denominada como “colonial temprana”, que corresponde a los primeros tiempos de la exploración y conquista hispana del continente americano.
Es la primera fundación urbana que llevaron a cabo los españoles en el Pacífico Sur, lo que la singulariza, pues el yacimiento arqueológico de Piura la Vieja, situado en el Alto Piura, conserva importantes restos de lo que probablemente constituye la primera experiencia verdaderamente urbana de los castellanos entre 1534 y 1578.
Importancia histórica y cultural
Este proyecto, afirma Vela, puede contribuir a un mejor conocimiento de la historia de la ciudad hispanoamericana, ejemplificada en este caso en la fundación y sucesivos traslados de la ciudad de San Miguel, desde el establecimiento de su primer emplazamiento en Tangarará (1532) hasta la ubicación definitiva en el chilcal de Tacalá (1588).
Este complejo proceso, permite que las personas se acerquen a los retos y dificultades que tuvieron los castellanos durante el proceso de exploración y conquista del Perú. “Hay que tener en cuenta los problemas a los que hubieron de enfrentarse para el control de un territorio tan extenso y completamente desconocido”, agrega.
Acota que el patrimonio cultural constituye un verdadero legado compartido que contribuye a caracterizarnos como comunidad, con el que nos sentimos fuertemente identificados.
“Es una herencia recibida de quienes nos precedieron y tenemos pleno derecho a disfrutarla; pero, considerando la importancia de conocerla bien y comprenderla, para asumir la gran responsabilidad que supone conservarla y protegerla, a fin de que la puedan disfrutar las próximas generaciones”.
El patrimonio cultural, importante testimonio del pasado, permite entender mucho mejor el presente y, sobre todo, orienta de manera decisiva el futuro. También, permite constituir un valioso activo y una gran oportunidad para el desarrollo sostenible de nuestras comunidades, recalca el doctor Vela.
El desarrollo de las ciudades
El profesor Elías dice que es interesante ver cómo nuestros antepasados fueron dominando y transformando el territorio y el paisaje, respetando su relación con el medioambiente. Cuando este resultaba permanentemente hostil, buscaban cambios. En ese sentido, los traslados de la ciudad a lo largo del siglo XVI son un ejemplo de búsqueda de mejores condiciones de vida para el desarrollo de la sociedad.
Por ello, recomienda mirar la planificación urbanística de las sociedades prehispánicas con las que se encontró Pizarro. En el caso de las sociedades norteñas, sus recintos ceremoniales-religiosos y cívicos estaban edificados donde las inundaciones no pudieran afectarlos grandemente, lo cual se consiguió luego de varios milenios de lucha contra la adversidad de la naturaleza. En las últimas inundaciones del 2017, los actuales pobladores de Narihualá y Pedregal (Bajo Piura) debieron refugiarse temporalmente en el yacimiento de Narihualá que está edificado en zona alta.
Por otro lado, el doctor Vela refiere que la región de Piura tiene un papel importante en la organización social, económica y política del Perú del siglo XXI. Anota que, por su situación estratégica en la costa norte del país, y teniendo en cuenta sus características climáticas, su variedad medioambiental, su riqueza agrícola y su potencial turístico, Piura está llamada a experimentar un gran crecimiento y desarrollo en las próximas décadas.
Recalca que esto solo es posible y compatible con la conversación del patrimonio natural y cultural, misión en la que todos los ciudadanos e instituciones deben contribuir.
En este aniversario de Piura, dice el historiador Pável Elías, se debe rescatar el ánimo de trabajo de los piuranos del pretérito (indígenas, mestizos e hispanos) que, con su esfuerzo, forjaron la Piura y el Perú de hoy, nos legaron un territorio y patrimonio que debemos conservar y acrecentar para las generaciones futuras.